Vamos a despedir el curso con la celebración de la Santísima Trinidad.
El misterio de la Santísima Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida cristiana. Es el misterio de Dios en sí mismo. Es, pues, la fuente de todos los otros misterios de la fe; es la luz que los ilumina. Es la enseñanza más fundamental y esencial en la "jerarquía de las verdades de fe". "Toda la historia de la salvación no es otra cosa que la historia del camino y los medios por los cuales el Dios verdadero y único, Padre, Hijo y Espíritu Santo, se revela a los hombres, los aparta del pecado y los reconcilia y une consigo"
Vamos a comenzar haciendo la Señal de la Cruz:
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
—¿Qué significa lo que acabamos de hacer?
—¿A quiénes saludamos?
Lo que acabamos de hacer es el signo de los cristianos e invocamos a la Santísima Trinidad. Podemos decir que invitamos al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo que nos acompañe, que estén presentes no sólo en nuestra vida, sino también en todo lo que realizaremos. Por eso, es bueno cuando nos vamos a acostar hacer la señal de la cruz. Así les pedimos a Dios Padre, a Jesús, nuestro hermano y amigo y al Espíritu Santo, el Dios de la Unidad que velen por nosotros, que nos asista y nos guarde mientras dormimos. También cuando nos despertamos por la mañana, hacer la señal de la cruz pidiéndoles nos acompañe durante el día. De esta forma, estaremos acompañados de día y de noche por el Dios Uno y Trino.
El misterio de la Santísima Trinidad nos enseña que en Dios hay Tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo; pero que las tres tienen una misma Naturaleza divina, y en consecuencia son un sólo Dios. Esto es un misterio. Un Misterio que nadie puede penetrar.
El ejercicio que vamos a hacer esta semana es muy sencillo y divertido. Al hacer este experimento vamos a comprender perfectamente la explicación del Espíritu Santo.
Para ello necesitamos una jarra llena de agua (el equivalente a tres vasos) y tres vasos vacíos. La jarra llena de agua representa a Dios y que al separarlos en tres partes IGUALES tendremos a las tres Personas de la Santísima Trinidad: al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. También explicamos que los tres pueden obrar juntos o separados pero siempre están unidos.
Volvemos a llenar la jarra con los vasos y nos hacemos las siguientes preguntas:
- ¿Veis algún límite en la jarra?
- ¿Veis dónde empieza y acaba cada Persona de la Santísima Trinidad?
- ¿Quién es quién?
Pues así es la Santísima Trinidad, una unión de puro amor.
Nota: repetir este sencillo ejercicio tantas veces como estiméis conveniente.
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